Los lóbulos de las orejas son la parte inferior, carnosa y redondeada en la que se hace el agujero para los pendientes. Actualmente los pendientes de gran tamaño están de moda, una elegante tendencia que también ofrece sus molestias: la alteración estética que puede llegar a sufrir el lóbulo por el peso de los complementos y joyas y que se pronuncia seriamente con el tiempo.
La moda de llevar pendientes se remonta a hace más de seis mil años, cuando las primeras dinastías egipcias decidieron manifestar su estatus social a través del uso de accesorios como este. A día de hoy y especialmente en esta época del año, los pendientes de gran volumen son tendencia, aunque su peso puede también dar lugar a los lóbulos rasgados. Existen dos tipos de lóbulos rasgados:
• Parcialmente rasgados: Estéticamente se aprecia un agujero muy grande o alargado en el lóbulo.
• Completamente rasgados: En estos casos el lóbulo se parte en dos mitades.
La reparación de los lóbulos rasgados se denomina “Lobuloplastia”. Ésta intervención consiste en reconstruir la continuidad del lóbulo bajo anestesia local, dando unos puntos finos y pequeños en la cara anterior y posterior del lóbulo.
Esta cirugía se puede asociar con otras técnicas, como la reducción del tamaño del lóbulo o del pabellón auricular. Los lóbulos de las orejas suelen aumentar de tamaño por llevar pendientes pesados o simplemente por la edad, la buena noticia es que fácilmente se pueden reducir y rejuvenecer.
¿Cómo es el postoperatorio?
Las precauciones postoperatorias después de una lobuloplastia son mínimas, lo que se debe cuidar principalmente es la higiene (la ducha está permitida desde un primer momento) con el objetivo de prevenir una infección. Si fuera necesario, también se puede tomar antiinflamatorios.
Los puntos se retirarán pasados 10 días desde el momento de la operación y no requerirá de ningún tipo de ingreso o baja laboral. A la hora de hablar sobre la cicatriz resultante, cabe destacar que ésta será prácticamente imperceptible. Transcurrido un mes, se podrá realizar un nuevo agujero para pendientes, aunque es recomendable hacerlo a unos milímetros del agujero original.